SEÑOR DIRECTOR:
En este medio se publicó un listado de prioridades señalado por el ministro de Educación para la agenda legislativa de su cartera. Al respecto, resulta muy llamativa la obsesión del gobierno por imponer este tema en su agenda, no solo por impertinente en este momento político, sino también porque la imposición de una política uniforme de educación sexual desde un prisma ideológico determinado (“no sexista” fue la expresión referida por el ministro en esta ocasión) ya fue rechazada en el Congreso y también indirectamente en el fenecido proyecto de Constitución sometido a plebiscito el año pasado. Hoy ya existe educación afectiva y sexual, con respeto a la diversidad de proyectos educativos y al derecho preferente y deber de los padres de educar a sus hijos, en conformidad con lo establecido en tratados internacionales y en la Constitución vigente.
Como dice el Presidente Boric: “¡Seguimos!”. Un bonito lema de campaña, pero en ocasiones parece manifestar más obstinación en el capricho que perseverancia en lo correcto.
Vicente Hargous
Comunidad y Justicia