Roberto Astaburuaga: “Febrero: música y cine trans para niños ‘trans’”

Febrero, mes del cine y música (para/por) trans. La cartelera, nacional e internacional, está abierta a mayores y menores de edad. Tenemos la película “Emilia Pérez” compitiendo por los Oscar, la canción Infernodaga representando a Chile en el Festival de Viña del Mar y el ciclo de cine trans del Centro Cultural de Los Ángeles. Así es que usted no tiene excusa para que estas vacaciones, junto a sus hijos, disfrute alguna de estas grandes obras maestras que el lobby del abecedario multicolor le ofrece.

“Emilia Pérez” trata sobre un narco mexicano que se somete a una operación de reasignación de sexo porque quiere empezar una vida nueva y los cirujanos aceptan realizarla luego de escuchar los recuerdos del narco sobre su disforia de género durante la infancia. Claro, era la única manera de rehacer una vida. No había otra. Como sea, este argumento tan genial, que decidieron nominarla a 13 Oscar… porque está al mismo nivel que Lo que el viento se llevóForest GumpTitanicEl Señor de los Anillos (La Comunidad del Anillo) u Oppenheimer …

De Infernodaga ya comentamos en una columna pasada su tono anticristiano. Esperamos que las autoridades eclesiásticas se pronuncien para condenar y exigir que Chile no sea representado por una canción blasfema y anticristiana. Supongo que los organizadores no quieren revocar la decisión, y prefieren arriesgarse a una buena multa por parte del CNTV, tal como ocurrió con el caso Las Gansas.

Pero la joyita la trae la ciudad de Los Ángeles: ciclo de cine trans. ¿La cartelera? Mi vida en rosaCowboysLa chica danesa y Una mujer fantástica. ¿Quién organiza? El PAIG del Servicio de Salud del Biobío. ¿PAIG? Sí, un programa ministerial, en donde un trabajador social y un psicólogo reciben a niños, desde los 3 a los 17 años, por si se autoperciben del sexo contrario y les afirman esa autopercepción. También pueden derivar a niños, desde los 10 años, para que les hagan tratamientos hormonales (con riesgos irreversibles de infertilidad). Pero nos desviamos. En ninguna parte se aclara que estos ciclos son para mayores de 18 años, que uno presume que ya son capaces de distinguir la ficción de la realidad, y no para menores de edad.

La promoción de estas canciones y películas en niños y jóvenes no es inocua. Genera un impacto y daña las mentes inocentes de niños que aún se están formando y valida ideas que se tratan de imponer culturalmente. Exponer a los niños a que sean bombardeados o sepultados por la cultura transafirmativa puede tener un costo irreparable… y que años después, cuando han pasado por hormonas y/u operaciones, los hijos le cobran a sus padres no haberlos cuidado.

Lo cierto es que, la idea de que un niño se puede convertir en niña, o viceversa, está al mismo nivel, en cuanto a lógica y evidencia, que la Tierra es plana. Promover, a través del cine y la música, y respaldar esta idea, los deja en el mismo nivel. Pero no hay peor sordo que el que no quiere oír.

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Roberto Astaburuaga: “Febrero: música y cine trans para niños ‘trans’”

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