Una imprudencia
Señor Director:
Se dice que la política es el arte de lo posible, y que las actuales circunstancias impiden detener el proceso constitucional. Sería imposible, también, que el Congreso —ejerciendo su mandato constitucional— use su poder constituyente para hacer las reformas constitucionales pertinentes (salvo aquella que daría continuidad al proceso que concluyó el 4 de septiembre).
La verdad es que lo posible y lo imposible son bastante relativos cuando se trata de la conducta humana. Hace unos años se calificaba como imposible tener una asamblea constituyente, y hoy ya sería imposible evitar una segunda convención.
¿Será posible que, así como en el ayer unos corrieron el límite de lo imposible hacia la extrema izquierda, en el mañana se elija respetar el clamor popular del último plebiscito? ¿Será posible que se elija respetar el Derecho vigente, abandonando la práctica de cambiar las reglas según la agenda del momento? ¿Será posible enfocarse en corregir las injusticias estructurales dentro del marco jurídico, que en su estado actual no tiene ninguna “trampa” que lo impida? ¿Será posible sortear —por segunda vez— el riesgo de caminar por la cornisa? (recordemos que los bordes y límites de nada sirven si no existe el hábito de respetar las reglas vigentes). ¿Es posible, en definitiva, esperar que las élites caigan en la cuenta de que la discusión constitucional no es ni ha sido prioritaria para la población, ni es condición necesaria para la conducción real del país hacia el bien común?
Continuar la revolución constitucional es una imprudencia. Es posible exigir que el Congreso Nacional ejerza su potestad y realice las reformas necesarias para conducir el país al bien común, y es necesario que los representantes políticos atiendan este llamado.
Daniela Sarrás J.
Juan Ignacio Brito M.
Tomás Henríquez C.
Antonio López P.
Álvaro Paul D.
Álvaro Pezoa B.
Directorio Comunidad y Justicia
>> Ver carta en El Mercurio
Roberto Astaburuaga: “La letra chica de los bordes constitucionales”
Este viernes en El Líbero, nuestro abogado explica por qué los elementos básicos del diseño institucional del país y del Estado y el reconocimiento de ciertos derechos deben ser claros para evitar nuevos intentos refundacionales.
Jorge Baradit, en su último libro “La constituyente. Historia secreta de Chile”, felicita a quienes estuvieron detrás la campaña del Rechazo y su estrategia “para desactivar la alegría por la aprobación de los derechos sociales”: “Le inventaron letra chica falsa a cada uno de los derechos consagrados”. Por supuesto, el polémico historiador jamás hubiese estado dispuesto a aceptar, por ejemplo, que de nada servía garantizar la libertad de enseñanza (art. 41.1), si seis artículos más atrás se establecían los fines y principios obligatorios de cualquier tipo o modalidad de educación, y solo se garantizaba el financiamiento a la educación pública.
En la discusión actual por mantener vivo el concluido proceso constitucional, si bien ya se cerró la primera etapa relacionada con los bordes, conviene revisarlos con detención para entender qué dicen y qué no dicen. No queda claro si son bases (redacción mínima obligatoria que desecha la hoja en blanco) o límites constitucionales (similares a los protegidos por la acción de reclamación), o principios orientadores para el trabajo del órgano redactor.
Si bien no se conoce la versión final, los 12 puntos se refieren a elementos básicos del diseño institucional del país y del Estado y el reconocimiento de ciertos derechos. El objetivo de acordar esta docena de “mínimos intocables” es evitar nuevos intentos refundacionales teniendo aún fresco el recuerdo de los 388 artículos. Es decir, “los 12” son la respuesta a los excesos más graves del borrador rechazado.
De “los 12”, sólo el tercero, y en ese lugar, menciona la dignidad humana. En la Constitución vigente, la primacía de la persona, el lugar de la familia como núcleo fundamental de la sociedad y la servicialidad del Estado son las primeras disposiciones que resumen y protegen lo esencial. Ninguno de estos elementos se encuentra dentro de los bordes.
El punto 9º es el más preocupante. Sólo se reconoce el derecho a la vida, pero no se incluye la protección del que está por nacer, cuando el derecho al aborto libre fue uno de los hitos que invirtió las tendencias de cara al plebiscito.
Por supuesto que la izquierda progresista no cejará en intentar la consagración de los “derechos sexuales y reproductivos” y la derecha liberal lo verá como moneda de cambio. Se reconoce también la libertad de conciencia y de culto, pero se omite la libertad religiosa.
El más grave es el relacionado con la educación: se protege y garantiza “el deber preferente de las familias de escoger la educación de sus hijos”. El art. 41.1 y 41.2 del borrador de la Constitución señalaba: “1. Se garantiza la libertad de enseñanza… 2. Esta comprende la libertad de madres, padres, apoderadas, apoderados y tutores legales a elegir el tipo de educación de las personas a su cargo…”.
Ambas redacciones son similares y comparten tres errores. El primero: no se trata de una libertad ni un deber preferente, sino de un derecho preferente y deber, pues se trata de una responsabilidad ineludible para los padres y de un derecho (y esto es lo preferente) ya que son los primeros educadores, dentro y fuera del hogar. El segundo, los padres son los que educan y no las familias, porque la variada integración de estas diluye la autoridad y rol que le corresponde ejercer en primer lugar a los padres. Al respecto, el artículo 10 del borrador constitucional reconocía y protegía “a las familias en sus diversas formas, expresiones y modos de vida, sin restringirlas a vínculos exclusivamente filiativos o consanguíneos…”.
Entonces, ¿es éste el significado que se le pretende dar a la redacción de este borde? Por último, el derecho de los padres es a educar y, como consecuencia de ello, a escoger o elegir la educación o el tipo de educación para sus hijos. Los padres educan con el ejemplo en el hogar, con la enseñanza y transmisión de sus convicciones y tradiciones. Educar significa conducir al hijo a su bien integral, y es un derecho que también se ejerce fuera de la sala de clases.
El último elemento del punto 9 es la protección de “los derechos de los niños, niñas y adolescentes de acuerdo a su interés superior”. Si bien se relaciona con las disposiciones de la Convención sobre los Derechos del Niño, el ánimo de la redacción se asemeja al borrador rechazado. No queda claro si este límite puede interpretarse, como ocurrió en la Convención, en el sentido de que los deseos del niño son siempre lo mejor para él.
El paradigma que instala este concepto, conforme a la doctrina y jurisprudencia dominante, es uno de corte autonomista en donde se renuncia a que los padres contradigan y corrijan la voluntad de los niños por su propio bien, y que convierte a los padres en simples prestadores y garantes de los derechos de los hijos.>> Ver columna completa en El Líbero
Gustavo Baehr : “Indemnidad”
Señor Director:
Algunos pueden percibir que pocos temas son capaces de unir a una sociedad como la actual, tan fragmentada. Sin embargo, constituye una excepción la protección a la infancia, y en especial, a su indemnidad sexual, cuyo valor es universal. La Comisión de Infancia del Senado discute un proyecto que tomó nota de aquello. Por medio de él se refuerza la protección penal a la infancia, se regula la participación de menores en la publicidad para evitar su «hipersexualización», y se fortalece el derecho preferente y el deber de los padres a educar a sus hijos.
Aspectos como los anteriores nos unen; en lo profundo del ser humano existe una especial estima a la dignidad de los niños, la cual nos llama constantemente a protegerlos y a reaccionar en contra de toda injusticia de la cual puedan ser víctimas.
Gustavo Baehr
Abogado Comunidad y Justicia
Gustavo Baehr: El eco legislativo de la igualdad sustantiva
El 4 de septiembre del presente año, más de 7,8 millones de chilenos rechazaron una propuesta que contenía la igualdad sustantiva como uno de sus principios más importantes.
Sin embargo, sigue presente a nivel legislativo: se trata de la reforma a la “ley Zamudio”. Esta iniciativa tuvo su origen en el Senado, y actualmente se encuentra en la Comisión de Derechos Humanos y Pueblos Originarios de la Cámara de Diputados.
En primer lugar, es posible constatar la igualdad sustantiva en el proyecto de ley, mediante uno de los elementos que comúnmente le sirven de presupuesto: los “grupos históricamente discriminados”. Bajo la lógica de quienes la promueven, existen realidades -las de estos grupos- que es necesario ajustar. Por lo mismo, el proyecto amplía la lista existente de “categorías protegidas”, ya que detrás de cada una de ellas es posible identificar a una colectividad.
A su vez, la iniciativa define distintos tipos de discriminación, entre las cuales se encuentra la discriminación estructural, cuyas víctimas serían tales grupos históricamente discriminados.
En segundo lugar, tal como la igualdad sustantiva se hizo presente en las más diversas esferas de la propuesta constitucional rechazada (sistema electoral, función jurisdiccional, entre otros), dicho concepto se deja ver en el aspecto más regulado por el proyecto y por la ley: la acción de no discriminación arbitraria.
Por ejemplo, mediante una transcripción casi literal del artículo 493 del Código del Trabajo, norma probatoria aplicable a la tutela laboral, se invierte la carga de la prueba. De este modo, el acusado de discriminar debe “explicar los fundamentos de las medidas adoptadas y de su proporcionalidad”, como si -en todos los casos- se verificaran los presupuestos del derecho laboral, en el cual una parte (el trabajador) siempre se encuentra en posición de desequilibrio respecto de la otra (el empleador).
Quienes propusieron esto olvidan que, en los años de aplicación de la ley, han sido demandados trabajadores, organizaciones sindicales, y una importante cantidad de personas y entidades cuya situación jurídica es igual a la del demandante, por lo que la intromisión de la igualdad sustantiva, mediante una inversión de la carga de la prueba, provocará severas injusticias.
Si bien el texto constitucional no pasó la prueba democrática del plebiscito de salida, una de sus principales ideas sigue vigente en las discusiones que hoy se llevan a cabo en nuestro Congreso.
Quiera Dios que los diputados que prontamente votarán la “idea de legislar” del proyecto, consideren que una de las ideas que hay detrás de la iniciativa fue reprobada en conjunto con otras características del texto constitucional, antes de abrir las puertas para que lo que ahora es un simple eco, se convierta en un estruendo de injusticia a nivel legal.
*Gustavo Baehr, abogado del área legislativa de Comunidad y Justicia.
Preocupantes modificaciones a la «ley Zamudio»
El proyecto que reforma la “ley Zamudio”, el cual se encuentra en la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, cambia sustancialmente la noción de discriminación arbitraria, hace prácticamente imposible demostrar que un determinado acto es razonable, invierte la carga de la prueba, elimina la sanción al que denuncia sin fundamento, y establece multas desproporcionadas; entre otras modificaciones.
El 12 de julio de 2012 fue promulgada la Ley N° 20.609 que establece medidas contra la discriminación, conocida también como “ley Zamudio” o “ley Antidiscriminación”. En general, define la discriminación arbitraria y regula la acción de no discriminación arbitraria. Sin embargo, el 3 de julio de 2019, los senadores Alvaro Elizalde, Alejandro Guillier, José Miguel Insulza, Juan Ignacio Latorre y Adriana Muñoz presentaron el proyecto de ley que reforma la normativa actual (Boletín 12748-17). La moción se encuentra en segundo trámite constitucional, y la siguiente semana será votada en general por los diputados de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados.
Al respecto, cabe señalar que las modificaciones propuestas por la iniciativa atropellan principios mínimos de justicia y racionalidad.
En primer lugar, altera sustancialmente la noción de discriminación arbitraria, incluyendo en ella las meras “preferencias”, y desvinculando la discriminación con el ejercicio de derechos fundamentales, lo cual permitirá que muchos actos que no se consideran discriminación arbitraria puedan ser estimados como tal. Además, hace casi imposible la defensa del demandado, pues limita lo que se conoce como “justificación razonable”, al exigir – como requisito para su configuración – que ella no genere “estigmatización o menoscabo”.
En el ámbito procesal, invierte la carga de la prueba. Al hacer esto, atenta injustificada y gravemente contra el principio de presunción de inocencia, el cual es fundamental en una sociedad democrática que pretende garantizar mínimamente los derechos de las personas en juicio (aunque en este caso estamos en sede civil, no penal). Este aspecto implica un retroceso en un logro que ya debiera tenerse por inamovible en un Estado de Derecho.
También, elimina la sanción por denunciar sin fundamento, la cual proviene de un principio elemental de nuestro ordenamiento jurídico, en virtud del cual se sanciona al demandante temerario (y por lo tanto se protege la buena fe procesal). Además, establece una multa evidentemente desproporcionada, al crear un nuevo monto máximo de 500 UTM, el cual es absolutamente excesivo si se tiene en cuenta otras multas establecidas en el ordenamiento jurídico.
Como Comunidad y Justicia, nos oponemos a esta iniciativa, ya que el proyecto, en su presunta intención de proteger a las minorías, desconoce aspectos esenciales de racionalidad y justicia. No es justo alterar la carga de la prueba en todos los casos imaginables, no es racional colocar en una situación de indefensión a una de las partes de un juicio. En definitiva, no es conforme a la razón legislar con buenas intenciones, por loables que sean, desprotegiendo los derechos de todos los demás.
Te invitamos a profundizar más sobre este proyecto de ley con la investigación de nuestro equipo legislativo:
Discurso Madre Teresa al recibir el Premio Nobel de la Paz 1979
En este momento en el que nos hemos reunido aquí para agradecer a Dios el Premio Nobel de la Paz, pienso que sería hermoso que rezáramos todos la oración que compuso San Francisco de Asís que a mí siempre me sorprende mucho – rezamos esta oración todos los días después de la Santa Comunión- porque es muy apropiada para la vida de cada uno de nosotros, y yo siempre me pregunto si hace 400-500 años, cuando San Francisco de Asís la compuso, tenían las mismas dificultades que nosotros tenemos hoy, porque es una oración que también encaja perfectamente en el mundo de hoy. Creo que algunos de ustedes ya lo han entendido, así que la rezaremos juntos.
Permítanme agradecer a Dios por la oportunidad que tenemos de estar hoy todos juntos, por el regalo de paz que nos recuerda que hemos sido creados para vivir en esa paz, y que Jesús se hizo hombre para traernos esa buena noticia a los pobres. Él, siendo Dios, tomó lo condición del hombre en todos los aspectos como nosotros excepto en el pecado, y proclamó muy claramente que había venido a proclamar la buena nueva. Esa buena noticia era la paz a toda los hombres de buena voluntad y esto es algo que todos nosotros queremos –la paz del corazón- y Dios amó al mundo tanto que dio a su hijo –porque fue entregado- que es tanto como decir que a Dios le dolió entregarlo, porque amaba tanto al mundo que le dio a su hijo y se lo dio a la Virgen María, ¿y qué hizo ella con Él?
Tan pronto como Él llegó a su vida, inmediatamente fue de prisa a proclamar esa buena noticia, y en cuando entró en la casa de su prima, el niño –el niño nonato- el niño en el vientre de Elizabeth, saltó con alegría. Ese pequeño niño todavía nonato fue el primer mensajero de la paz. Él reconoció al Príncipe de la Paz, reconoció que Cristo había llegado a darnos la buena noticia a ti y a mí. Y como si eso no fuera suficiente –como si no fuera suficiente hacerse en hombre- Él murió en la cruz para mostrar un amor superior, y murió por ti y por mí y por ese leproso y por ese hombre muriendo de hambre y aquella otra persona desnuda yaciendo en la calle, no sólo de Calcuta, sino de África, Nueva York, Londres y Oslo –e insistió en que nos amáramos los unos a los otros como Él nos ama a cada uno de nosotros. Y leemos todo esto muy claramente en el Evangelio –ama como yo te he amado- como yo te amo- como el Padre me ha amado, así te amo yo- y cuanto más el Padre le amó, más nos lo entregó a nosotros, y cuando más nos amemos los unos a los otros, más debemos entregarnos los unos a otros también hasta que nos duela. No es suficiente que digamos: Amo a Dios, pero no amo a mi prójimo. San Juan dice que somos mentirosos si decimos que amamos a Dios pero no amamos al prójimo. ¿Cómo puedes amar a un Dios al que no ves, si no amas a tu prójimo al que sí ves, al que sí tocas y con el que vives? Y por esto es tan importante darnos cuenta que el amor, para que sea verdadero, debe doler. A Jesús le dolió amarnos. Y para asegurarse que recordáramos su gran amor, se hizo a sí mismo Pan de Vida para satisfacer nuestra hambre de su amor. Nuestra hambre de Dios, porque hemos sido creados para ese amor. Hemos sido creados a su imagen. Hemos sido creados para amar y ser amados, y después él se ha hecho hombre para hacer posible que nos amáramos unos a otros como él nos amó. Él se transforma en el hambriento, en el desnudo, en el sin hogar, en el enfermo, en el prisionero, en el solitario, en el no querido, y dice: Lo hicisteis conmigo. Hambre de nuestro amor, y hambriento de nuestra gente pobre. Este es el hambre que tú y yo debemos encontrar y que puede estar en nuestro propio hogar.
Nunca me olvido de la oportunidad que tuve cuando visité un hogar de ancianos en el que habían sido dejados por sus hijos e hijas y tal vez olvidados. Y fui ahí, y vi que en ese hogar tenían de todo, cosas hermosas, pero todos miraban hacia la puerta. Y no vi una pobre sonrisa en sus rostros. Y me di la vuelta hacia la hermana y le pregunté ¿cómo puede ser?, ¿cómo puede ser que estas personas que tienen todo, miran hacia la puerta?, ¿porqué no sonríen? Y es que estoy tan acostumbrada a ver una sonrisa en nuestra gente, incluso los moribundos sonríen, y ella me contestó: Esto es casi todos los días, ellos están a la espera, están esperando que un hijo o hija vengan a visitarlos. Están heridos porque están olvidados, y mire- es aquí donde se muestra el amor. Esa pobreza es la que se vive en nuestros propios hogares, es ahí donde se da la negligencia del amor. Quizá en nuestra familia tenemos a alguien que se siente solo, enfermo o preocupado, y estos son días difíciles para todos. ¿Estamos ahí para acogerlos, está la madre está ahí para acoger a su hijo?
Me sorprendió mucho ver en occidente a tantos chicos y chicas jóvenes ceder ante las drogas, e intenté descubrir el por qué- ¿por qué es así? y la respuesta fue: porque no hay nadie en la familia que les reciba. El padre y la madre están tan ocupados que no tienen tiempo. Los padres jóvenes tienen tantas ocupaciones que el hijo vuelve a la calle y se involucra en otras cosas. Estamos hablando de la paz. Estas son cosas que rompen la paz, pero creo que el mayor destructor de la paz hoy es el aborto, porque es una guerra directa, un asesinato directo por la madre misma. Y leemos en las Escrituras, porque Dios lo dice claramente: Incluso si una madre puede olvidar a su hijo, Yo no te olvidaré, te llevo grabado en la palma de mi mano. Estamos grabados en la palma de Su mano, tan cerca de Él que el niño todavía no nacido ha sido tallado en la palma de la mano de Dios. Y esto es lo que me impacta más, el comienzo de esa oración, que incluso si una madre pudiera olvidar algo imposible- pero incluso si pudiera olvidarlo- Yo no te olvidaré. Y hoy el más importante, el más grande destructor de la paz es el aborto. Y a los que estamos presentes aquí – nuestros padres nos quisieron. No estaríamos aquí si nuestros padres nos hubieran hecho eso a nosotros. A nuestros hijos, los queremos, los amamos, pero ay de millones de niños. Muchas personas están muy, muy preocupadas por los niños en India, por los niños en África, donde muchos mueren, tal vez de desnutrición, de hambre u otras cosas, pero millones están muriendo de forma deliberada por la voluntad de la madre. Y ese es el mayor destructor de la paz hoy. Porque si una madre puede matar a su propio hijo- ¿qué falta para que yo te mate a ti y tú me mates a mí?- no hay nada en el medio. Y esto lo aplico en la India, lo aplico en todos lados: Traigamos de nuevo al niño, y en este año que ha sido el año del niño: ¿Qué hemos hecho por el niño? Al comienzo de este año hablé, hablé en todos lados y dije: Hagamos en este año que cada niño nacido y no nacido sea querido. Y hoy es el final de este año ¿hemos hecho realmente que los niños sean queridos? Les mostraré algo aterrador. Estamos combatiendo el aborto con la adopción, hemos salvado miles de vidas, hemos mandado mensajes a todas las clínicas, a todos los hospitales, a todas las oficinas de la policía –por favor no destruyan al niño, nosotros recogeremos el niño. Y como en cada hora del día y de la noche hay siempre alguien, tenemos un gran número de madres no casadas- díganles que vengan, nosotros nos encargaremos de vosotras, nos haremos cargo de vuestros hijos, y les conseguiremos un hogar. Tenemos una gran demanda de familias que no tienen hijos, esa es la gran bendición de Dios con nosotras. Y también, hacemos otra cosa que es muy bonita, enseñamos a nuestros mendigos, nuestros enfermos de lepra, nuestros pobres, nuestra gente sin techo, lo que es la planificación natural de la familia.
En Calcuta, en tan sólo seis años, sólo en Calcuta, han nacido 61.273 niños menos gracias a la práctica de los métodos naturales de la abstención, del autocontrol… Les enseñamos el método de la temperatura que es muy bonito y muy sencillo, y nuestros pobres lo entienden. ¿Saben ustedes lo que me han dicho? Nuestra familia está sana, nuestra familia está unida, y podemos tener un niño cuando queremos. Así de claro, esa gente en la calle, esos mendigos, y creo que si nuestros pobres lo pueden vivir así, cuánto más ustedes y todos aquellos que tienen capacidad de conocer los métodos y su sentido sin destruir la vida que Dios ha creado en nosotros.
Los pobres son gente muy buena. Pueden enseñarnos muchas cosas bellas. El otro día uno de ellos vino a agradecerme algo y me dijo: Ustedes, los que tienen el voto de castidad, son los mejores para enseñarnos sobre la planificación familiar, porque no consiste en otra cosa sino en el auto control y en vivir el amor hacia la otra persona. Sinceramente pienso que es una afirmación muy bonita. Y estas son personas que tal vez no tienen nada que comer, tal vez no tienen un hogar donde vivir, pero son grandes personas. Los pobres son gente maravillosa. Una noche salimos y recogimos a cuatro personas de la calle. Y uno de ellos estaba en la condición más terrible-y le dije a las hermanas: Ustedes tengan cuidado de los otros tres, yo me ocuparé de éste que se vé peor. Así que hice por aquel hombre todo lo que mi amor pudo hacer. Le puse en la cama, y mostró una hermosa sonrisa en su rostro. Me cogió mi mano, mientras dijo una sola palabra: Gracias – y murió.
Yo no podía dejar de examinar mi conciencia ante ella, y me pregunté qué le hubiera dicho si yo hubiera estado en su lugar. Y mi respuesta fue muy sencilla. Hubiera tratado de llamar un poco de atención sobre mí, hubiera dicho que tenía hambre, que me estoy muriendo, tengo frío, tengo dolor, o algo así, pero aquella persona me dio mucho más – me dio su amor agradecido. Y murió con una sonrisa en su rostro. Como ese otro hombre a quien recogimos del desagüe, medio comido por gusanos, y al que llevamos a casa. He vivido como un animal en la calle, pero voy a morir como un ángel, amado y cuidado. Y fue maravilloso ver la grandeza de aquel hombre que podía hablar así, que podía morir así, sin culpar a nadie, sin maldecir a nadie, sin compararse con nadie. Como un ángel, esta es la grandeza de nuestra gente. Y es por eso por lo que creemos lo que Jesús había dicho: Yo tuve hambre, estaba desnudo, estaba en la calle – no fui deseado, no fui amado, nadie se ocupó de mí – y a mí me lo hicisteis.
Creo realmente que no somos trabajadoras sociales. Podemos estar haciendo trabajo social a los ojos de la gente, sino que somos verdaderas contemplativas en el corazón del mundo. Porque no dejamos de tocar el Cuerpo de Cristo las veinticuatro horas. Mantenemos 24 horas de esta presencia, y eso tú y yo. Tú también debes tratar de mantener esa presencia de Dios en tu familia, porque la familia que reza unida, permanece unida. Y creo que en nuestras familias no necesitamos bombas y armas de fuego para destruir la paz – sino vivir unidos, amándonos unos a otros, traer esa paz, esa alegría, esa fortaleza de la presencia de cada uno de nosotros en el hogar. Y entonces seremos capaces de superar todo el mal que hay en el mundo.
Hay tanto sufrimiento, tanto odio, tanta miseria, y nosotros empezamos en casa con nuestra oración, con nuestro sacrificio. El amor comienza en casa, y no es tanto cuánto hacemos, sino cuánto amor ponemos en las cosas que hacemos. Es a Dios Todopoderoso, no importa lo mucho que se haga, porque Él es infinito, sino cuánto amor ponemos en esa acción. Cuánto hacemos por Él en la persona a la que estamos sirviendo.
Hace algún tiempo en Calcuta tuvimos grandes dificultades para conseguir azúcar, y no sé cómo se pudieron enterar los niños, y un niño de cuatro años, un muchacho hindú, fue a su casa y dijo a sus padres: no voy a comer azúcar durante tres días, daré mi azúcar a la Madre Teresa para sus niños. Después de esos tres días su padre y su madre lo trajeron a nuestra casa. Nunca los había visto antes, y este pequeño apenas podía pronunciar mi nombre, pero sabía exactamente lo que había venido a hacer. Sabía que quería compartir su amor.
Y es por todo esto por lo que he recibido tanto amor de todos ustedes. Desde el momento en que he llegado aquí he estado rodeada sencillamente de amor, y con un verdadero y comprensivo amor. Se sentía como si todos los hombres de la India, todos los africanos fueran muy especiales para ustedes. Y le comentaba a la hermana hoy que me sentía como en casa. Me siento como en el Convento con las Hermanas como si estuviera en Calcuta con mis propias hermanas. Así me siento yo aquí mismo.
Y así estoy yo aquí hablando con ustedes, quiero que encuentren a los pobres aquí, antes que en ningún otro sitio en su propia casa. Y comenzar a amar allí. Sean la buena noticia para su propia gente. Y entérense sobre la situación del vecino de su casa- ¿Saben quiénes son? Tuve una experiencia extraordinaria con una familia hindú que tenía ocho hijos. Un caballero vino a nuestra casa y dijo: Madre Teresa, hay una familia con ocho hijos, no han comido desde hace tiempo, por favor haga algo. Así que tomé algo de arroz y fui inmediatamente. Y vi a los niños-sus ojos brillaban de hambre – no sé si alguna vez han visto el hambre. Pero yo lo he visto muy a menudo. Y ella tomó el arroz, dividió el arroz, y salió. Cuando volvió le pregunté – ¿A dónde fuiste, qué hiciste? Y aquella mujer me dio una respuesta muy simple: Ellos también tienen hambre. Lo que más me impactó fue que ella lo sabía y que eran una familia musulmana – y ella lo sabía. No traje más arroz esa noche porque quería que disfrutaran de la alegría de compartir. Pero allí estaban los niños, irradiando alegría, compartiendo la alegría con su madre porque ella tuvo amor para dar. Es ahí donde comienza el amor, como pueden ver, en casa. Y yo les quiero y estoy muy agradecida por lo que he recibido. Ha sido una experiencia preciosa y vuelvo a la India- espero estar de vuelta la próxima semana, el día 15- y seré capaz de llevar su amor.
Mira este fragmento del discurso aquí:
Traducción: Aciprensa
Fuente: Discurso de aceptación del Premio Nobel, Teresa de Calcuta
Roberto Astaburuaga: “La hoz y el martillo, el lápiz y el papel”
Este viernes en El Líbero, nuestro abogado reflexiona sobre la estrategia del partido Comunista para posicionar sus ideas políticas de a poco y a largo plazo.
Si bien el proceso constituyente ya terminó, la discusión constitucional continúa: Acuerdo, límites, mecanismos, expertos y prioridades son los términos que más se repiten. Transcurrido más de un mes desde el 4S, hay cierta coincidencia en los análisis sobre la necesidad de revisar y decantar lo ocurrido y luego de ello, decidir qué hacer.
Sin embargo, la mayoría de los partidos políticos desde el 5 de septiembre están acordando el diseño de un segundo proceso constituyente y el Partido Comunista es uno de los principales interesados.
Para la izquierda revolucionara, el reemplazo de la Constitución no es un tema nuevo. Se trata de un anhelo permanente y para lograrlo deben ejecutarse acciones políticas que implementen la soberanía popular tan anhelada y difundida por el historiador Gabriel Salazar. Ya en la candidatura presidencial de 1999 con Gladys Marín se proponía reemplazar la Constitución, y aunque obtuvo menos del 4% de los votos, ya empiezan a cosechar lo sembrado.
Desde entonces, el trabajo se ha distribuido durante décadas en tres líneas de acción. El apoyo a las demandas populares a partir de protestas en la calle, como la gratuidad en la educación y el fin de las AFP y de las Isapres; el respaldo a las nuevas causas identitarias en el que han replicado su estrategia dialéctica, como el feminismo, el ecologismo y el indigenismo, y el cuestionamiento y deslegitimación del control del orden público por parte de Carabineros y las Fuerzas Armadas.
Ante el malestar real de los chilenos, pero con una crisis de autoridad cultivada por años, los comunistas cosechan en el caos. Desde el 2019, estuvieran en el bando ganador o perdedor, solo celebran victorias.
Sin firmar el acuerdo del 15N, el Partido Comunista apoyó todos los proyectos de ley que alteraron la representación para la elección de convencionales; sin tener más de 8 convencionales, Marcos Barraza elaboró una telaraña de poder en la Convención que le permitió armar un veto al Frente Amplio; sin acuerdo en el oficialismo sobre la postura del Apruebo, la diputada Karol Cariola fue la vocera de campaña; y sin Constitución, Teillier condiciona la firma y el contenido de un nuevo acuerdo a que esté todo resuelto, para “no soltar el mecanismo”. Retroceden dos pasos para avanzar uno. Y la discusión constitucional es un peón más.
En este sentido, la permanente atención de los medios en el tema constitucional facilita que lo que no alcanza la primera plana no sea examinado con más profundidad… y hay varias razones para sacar a los comunistas al pizarrón.
Poner el foco exclusivamente en las urgencias sociales, los deja de nuevo en las calles y en el Congreso con los mismos discursos populistas de siempre. Poner el foco en las filtraciones de Guacamaya, alumbra la furia de ser víctimas del seguimiento de las Fuerzas Armadas. Poner el foco en seguridad, exige revisar el trabajo del PC en la Subsecretaría de las FF.AA. y sus intentos de controlar el sistema de formación militar. Poner el foco en Sergio Micco, abre insospechadas consecuencias.
Sobre esto último, poco se ha dicho. En julio de este año, Sergio Micco denunció que el Consejo del INDH fue presionado en octubre y noviembre de 2109 para que declarara que en Chile había presos políticos y una violación sistemática a los derechos humanos, tanto por paros, huelgas y tomas, como por solicitudes de renuncia de “diputados y convencionales comunistas”. Curiosamente, el tema no prendió.
Gustavo Baehr: Reforma a la Ley Zamudio
SEÑOR DIRECTOR:
La siguiente semana se votará en general -en la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados- la reforma a la “Ley Zamudio”.
La iniciativa contiene aspectos preocupantes. Establece una concepción de igualdad y no discriminación arbitraria extraña a nuestro sistema, al desvincular la discriminación con el ejercicio de derechos fundamentales. Además, invierte la carga de la prueba en perjuicio del demandado. Por si lo anterior fuera poco, aumenta el tope de la multa que se puede fijar en contra del que discriminó arbitrariamente, pasando de 50 a 500 UTM. Ni siquiera las penas pecuniarias del Código Penal son tan altas.
No hay que olvidar que bajo la aplicación de la Ley Zamudio se ha demandado a trabajadores, organizaciones sindicales y a una importante cantidad de personas comunes y corrientes. Ellos pueden ser víctimas de las injusticias de este proyecto de ley.
Gustavo Baehr
Abogado del área legislativa de Comunidad y Justicia
Rosario Corvalán: “Incesto y consentimiento”
Hoy en el Diario La Tercera, nuestra abogada del Área Legislativa explica por qué derogar el delito de incesto denota una pérdida de las nociones de “bien” y “mal” y daña a la sociedad y la familia.
SEÑOR DIRECTOR:
De forma desapercibida, como suele operarse en estas materias, se ha propuesto en el Congreso derogar el delito de incesto. Ello significa que las relaciones sexuales consentidas entre parientes cercanos dejarían de ser delito.
Se ha argumentado, para apoyar la perturbadora propuesta, que ahí donde hay consentimiento el Estado no tendría por qué intervenir (y menos el derecho penal). Sería “un delito sin víctima”, una regla moral que no tiene por qué traducirse en una jurídica.
Lo cierto es que, en buena hora, hay bienes jurídicos que se protegen más allá de lo que la endiosada autonomía ordene. Ello explica que se alimente a una persona en huelga de hambre aun contra su voluntad, que el auxilio al suicidio sea delito aun cuando quien quiera suicidarse consienta, o que la venta de órganos esté prohibida incluso si ambas partes están de acuerdo.
Este consentimiento se confunde con una auténtica libertad, que difícilmente podría ordenarse a tener relaciones sexuales entre familiares. Ello denota una pérdida de las nociones de “bien” y “mal”, pasando a considerarse irrelevante si acaso aquello consentido es dañino para quien consiente, para la familia y para el bien común de la sociedad.
Rosario Corvalán Azpiazu
Área Legislativa Comunidad y Justicia
Comunidad y Justicia frente a anuncio Gobierno sobre proyecto de aborto libre
En los últimos días el Gobierno, a través de su Ministra de la Mujer, Antonia Orellana, anunció que presentará un nuevo proyecto de ley de aborto sin causales. Esto, por medio de un comentario en un programa de televisión.
Esta propuesta es grave, pues se pretende seguir “avanzando” en una agenda legislativa que considera que unas vidas tienen más valor que otras y que permite matar directamente a personas humanas inocentes.
Además, el Gobierno parece no haber entendido las señales de la ciudadanía. Por un lado, hace menos de un año el Congreso rechazó un proyecto de ley de aborto libre hasta las 14 semanas. Por otra parte, se acaba de rechazar un proyecto de Constitución que incluía el aborto libre como un derecho.
Es esperable que el nuevo Congreso (que asumió en marzo de este año) rechace el aborto una vez más, debido a que en abril de 2022, la Cámara aprobó un proyecto de resolución en que manifestaba su “absoluto rechazo a la decisión de la Convención Constitucional de aprobar el aborto libre sin causales ni límite de tiempo legal”.
Una vez más, el Gobierno no se hace cargo de las urgencias sociales, sino que se obstina en concretar una agenda ideológica que ya ha sido rechazada por la ciudadanía y sus representantes.
Te invitamos a leer nuestras minutas sobre este tema:
–Los argumentos más recurrentes a favor del aborto
–60 argumentos médicos y jurídicos para la protección de la vida