La ONU nos dice que el aborto es un derecho humano. El Gobierno pretende un aborto libre, sin causales. La fallida Convención Constitucional, de la mano del feminismo extremo, trató de imponer el aborto como un derecho sexual y reproductivo, debate que sigue en el Congreso. Todo muy progresista; “no regresivo” suelen llamarlo.
El camino de la muerte conduce a decisiones como la tomada en Reino Unido, en que se legaliza el aborto de niños con Síndrome de Down hasta el día previo a su nacimiento. ¿Qué viene después? ¿Quiénes serán los próximos en cruzarse en el camino del superhombre hacia el “paraíso terrenal”?
La oferta es de un mundo “perfecto”, sin problemas y sin esfuerzos; pero falso, solitario, sin misericordia y, sobre todo, infeliz. Para que ese mundo prospere solo es necesario que los cansados y agobiados, los enfermos y caídos, no hagamos nada y nos mantengamos en silencio.
Álvaro Ferrer D.
Carlos Ciappa P.
Felipe Widow L.
Carlos Frontaura R.
Ricardo Irarrázabal S.
>>Texto en El Mercurio (disponible bajo suscripción)