Les dejamos a continuación la columna quincenal en La Tercera de nuestro director, Juan Ignacio Brito, publicada este jueves 23 de julio. El aumento del crimen podría ser otro síntoma de la actual crisis de autoridad.
Las cifras muestran un fuerte aumento de los homicidios en Chile. Lo esperable sería que, en un período de confinamiento y toque de queda, la cantidad hubiera bajado. Por el contrario, la prensa informa que en lo que va del año los robos con homicidio han subido 62% a nivel nacional, que en Santiago el crecimiento es de 120% y que entre enero y mayo de 2020 hubo en el país 67 homicidios más que en el mismo período de 2019.
La subsecretaria de Prevención del Delito atribuye el alza a un aumento de la actividad de bandas delictuales. Surgen preguntas. ¿Por qué el crimen organizado opera ahora con mayor violencia? ¿Cómo se explica que el delito suba en zonas custodiadas por carabineros y militares que hoy no tienen distracciones ajenas al resguardo del orden público? Una respuesta posible es que la pérdida de autoridad policial ha provocado que los delincuentes aprovechen nuevos espacios de impunidad.
¿Por qué el crimen organizado opera ahora con mayor violencia? ¿Cómo se explica que el delito suba en zonas custodiadas por carabineros y militares que hoy no tienen distracciones ajenas al resguardo del orden público? Una respuesta posible es que la pérdida de autoridad policial ha provocado que los delincuentes aprovechen nuevos espacios de impunidad.
No sería Chile el primer sitio donde eso ocurre. Tras los disturbios y cuestionamientos a la policía por la muerte de un ciudadano de raza negra en Ferguson en 2015, en Estados Unidos, los asesinatos crecieron de manera acelerada. Lo mismo ha venido sucediendo desde que en mayo falleciera George Floyd en Minneapolis a manos de una cuadrilla policial. En esa ciudad, los homicidios se han duplicado este año respecto del anterior, y más de la mitad de ellos ha tenido lugar desde el incidente con Floyd. La tasa de homicidios en Nueva York es la más alta en un lustro, y en las primeras tres semanas de junio la cantidad de asesinatos duplicó a la de idéntico periodo de 2019. Chicago, Milwaukee, Baltimore y Los Ángeles enfrentan fenómenos parecidos.
Es probable que las alzas de homicidios en Chile y Estados Unidos se deban a razones similares: la eficiencia policial ha caído porque los funcionarios no se sienten respaldados.
El resultado es la desprotección, que golpea a las comunidades más expuestas. En Chicago, 78% de las víctimas de homicidio son de raza negra, pese a que solo un tercio de la población de la ciudad es afroamericana. En Santiago, la zona más afectada por robos con homicidio es la que está bajo la jurisdicción de la Fiscalía Occidente (que incluye, entre otras comunas, San Bernardo, Maipú y Pudahuel), mientras que la de la Fiscalía Oriente (Las Condes, Vitacura, Lo Barnechea y La Reina) no registra ese tipo de delitos este año.
Si la hipótesis es correcta, el desprestigio de los encargados de proteger a la ciudadanía tiene consecuencias trágicas. Las autoridades policiales y civiles deberían ser cautelosas al criticar y administrar las instituciones encargadas de velar por el orden público. En esta materia, la corrupción, los excesos, las agendas propias y los gustos personales se traducen en vidas humanas perdidas.