En esta nota preparada por nuestro encargado de comunicaciones, Ignacio Suazo, te contamos sobre las principales novedades del Proyecto de Ley de Negacionismo durante el mes de septiembre.
El proyecto de ley de incitación a la violencia, al salir de la Comisión de DDHH, comprendía la consagración de tres nuevos delitos: la incitación a la violencia, la incitación al odio y el ‘negacionismo’ histórico. La principal impulsora del mismo, con todas estas aristas, fue la diputada Carmen Hertz (PC). Luego de votarse, el resultado fue un proyecto muy distinto. Influyó el cambio de horario de la votación, sin duda. En efecto, la votación de la Sala de la Cámara de Diputados estaba programada para la mañana. Sin embargo, debido a una falla técnica del sistema de votación telemático, esta no pudo llevarse a cabo y tuvo que realizarse al final de la tarde. Es así como, debido a ciertas ausencias, los artículos más preocupantes no alcanzaron el quorum requerido para ser aprobados. Algunos lo llamaran coincidencia. A nuestros juicio, fue algo Providencial.
Pero ¿en qué consiste este Proyecto de Ley? En síntesis el proyecto proponía castigar, con penas de cárcel y multa, a quienes “públicamente o a través de cualquier medio apto para su difusión pública” realizaran discursos que pudiesen considerarse como incitación al odio, o bien que incitaren a la violencia física, o que negaren la existencia histórica de, en palabras del proyecto, las «violaciones a los derechos humanos cometidas por agentes del Estado durante la dictadura cívico militar ocurrida en Chile entre el 11 de septiembre de 1973 y el 10 de marzo de 1990» consignadas en diversos informes del Estado.
En particular resultaba preocupante la figura de incitación al odio, pues ella habría permitido denunciar ante tribunales cualquier manifestación pública que fuera en contra de las pautas progresistas en materia de sexualidad y «género». Por de pronto, una declaración clara sobre el carácter desordenado de las conductas homosexuales podría haber ser sido considerada como “discurso de odio” y susceptible de ser penada por ley. La figura de “incitación a la violencia” implicaba riesgos similares, aunque claramente disminuidos. Afortunadamente, ambas figuras no se aprobaron en la Sala de la Cámara, por lo cual el proyecto, tal como está ahora, solo contempla el castigo al ‘negacionismo’.
«Afortunadamente, esos riesgos no llegaron a materializarse, pues ambas figuras [incitación al odio e incitación a la violencia] no se aprobaron en la Sala de la Cámara, por lo cual el proyecto, tal como está ahora, solo contempla el castigo al ‘negacionismo’.»
Cabe decir que este último punto también aborda el asunto de forma incorrecta. Fijar por ley una verdad histórica no tiene sentido, considerando que la ley es de naturaleza prescriptiva: habla de las cosas que deben hacerse para que exista orden, paz y justicia. Por el contrario, esta ley haría ‘obligatorio’ un contenido descriptivo: impone un juicio histórico frente a ciertos hechos, suplantando la función de la academia, que es el espacio adecuado para investigar estas cuestiones.
El proyecto ha generado, además, un gran rechazo en el mundo intelectual. En ese sentido, no es menor que figuras como Carlos Peña, o el Director de Human Right Watch para las Américas, José Miguel Vivanco, hayan condenado tajantemente este proyecto.
El Proyecto de Negacionismo deberá pasar ahora al Senado, pero después de este rechazo mediático y considerando que carece de urgencia legislativa del Presidente de la República, existe una mayor probabilidad de que, de avanzar, su tramitación sea excesivamente lenta o quizás incluso no llegue nunca a ser ley. Esperamos que así sea.