El miércoles pasado el Minsal entregó la Cuenta Pública sobre su gestión durante del 2023. Uno de los anuncios, calificado como prioritario para el Gobierno de Gabriel Boric, llamó la atención: la implementación y desafíos del Programa de Apoyo a la Identidad de Género (PAIG) para menores de 18 años. La ejecución de este programa social es contradictoria, y por ello, peligrosísima y dañina, con uno de los principios básicos de la atención sanitaria: basarse en evidencia.
Si bien la ministra se refirió escuetamente a este punto, el borrador de la Cuenta Pública entrega más información. El PAIG realiza “acompañamiento psicosocial” a niños y jóvenes “trans y/o género no conforme y sus familias” para “reducir la exposición a factores de riesgo de discriminación” y “promover el nivel más alto posible de salud física y mental, poniendo término a la patologización de la identidad de género” que abarca los ámbitos “individual, familiar o institucional, y comunidad educativa”. Ya está instalado en 37 establecimientos de salud pública y en septiembre del año pasado finalizó la contratación de los equipos profesionales. ¿Cuántos niños y jóvenes ingresaron durante el 2023? 1.202. ¿Cuántos ingresos adicionales nuevos se esperan para este año? 2.940. Para fines de este año, más de 4.000 menores de 18 años serán las víctimas de la pseudociencia de género, poniendo en riesgo su integridad física y mental.
¿Por qué el PAIG es peligroso y dañino? Por que contradice los estudios y cambios de tendencias de los países pioneros en los tratamientos transafirmativos en menores de edad, quienes adoptan enfoques muchísimo más prohibitivos y restrictivos para los tratamientos hormonales y quirúrgicos en menores de edad. Especialmente el Informe de la Dra. Hillary Cass en Inglaterra (publicado en abril de este año), el de la Dra. Lisa Littman (2019), autora del concepto Disforia de Género de Inicio Veloz (DGIV), así como en Noruega (2023), Finlandia (2020) y Suecia (2019). Una segunda razón es que se han desmontado los mitos sobre lo beneficioso del método afirmativo, que es el ocupado por el PAIG. No se trata de un método flexible en cuanto a la exploración de la identidad de género, sino que direcciona al menor a tomar una decisión apresurada. Tampoco es cierto que casi el 100% de los menores no se arrepientan de su transición, sino que casi la totalidad de los menores supera la incongruencia de género en el camino a la adultez, de acuerdo a estudios de 1997, 2008, 2013 y 2024. Por último, no existe evidencia sólida de que este enfoque constituya un alivio psicológico y evite de mejor manera los riesgos de autolesión y suicidio.
Por supuesto, el Minsal puede intentar calmar las aguas señalando que se trata de una falsa alarma porque el PAIG sólo se refiere al enfoque social y no incluye tratamientos hormonales ni quirúrgicos. Pero sería reírse en la cara de los chilenos, especialmente de los padres angustiados que se compran esta estafa que tiene mucho de ideología y nada de ciencia. El PAIG no es sólo un enfoque social, ya de por sí preocupante porque considera a los padres como los principales factores de riesgo y que pueden ser demandados ante tribunales si se oponen a que su hijo ingrese al programa, y su principal riesgo es que confirma al menor y su familia en la vía afirmativa y, así, condiciona -por no decir exige- el paso siguiente: hormonas, cuando menos. El PAIG también incluye, como señala la “Orientación Técnica para la Implementación del PAIG” (Minsal, 2023), dentro de las prestaciones el “Acompañamiento en la toma de decisiones difíciles del NNA”… Decisiones difíciles como “tratamientos de afirmación corporal”, eufemismo de tratamientos quirúrgicos, que no son otra cosa que castraciones y mutilaciones (delitos castigados en los arts. 395 y 396 del Código Penal). Los tratamientos hormonales también se incluyen, puesto que la atención secundaria deberá organizarse para realizar la “derivación a servicios clínicos de endocrinología, ginecología, urología u otros servicios que sean requeridos acorde a las necesidades específicas en relación con la identidad o expresión de género de cada persona”. La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) enumeró más de 41.000 reacciones adversas entre 2004 y 2019 asociadas con la leuprolida, que incluye Lupron y medicamentos similares utilizados en clínicas de género. Casi 26.000 de ellos fueron clasificados como “casos graves”, que incluyeron más de 6.000 muertes.
Esperemos que en la próxima cuenta pública del Minsal la Ministra informe que se ha detenido la ejecución del PAIG. Más de 4.000 niños pagarán el precio si no lo hace.