El viernes recién pasado, la subsecretaria de Salud señaló en una entrevista que “la importancia de la terapia de género afirmativa son políticas de Estado, no están en discusión”, ya que “la evidencia muestra efectos positivos de la terapia de género afirmativa, incluida la terapia hormonal, en la salud mental de jóvenes trans”. Así, el principal desafío “es ofrecer lineamientos técnicos claros sobre el uso de la hormonoterapia en la niñez y adolescencia trans”. La convocatoria del Minsal a expertos y organizaciones de la sociedad civil para que revisen la evidencia científica y formulen lineamientos técnicos sobre el uso de la terapia hormonal, respondería a dicho desafío.
Como dicen por ahí, vamos viendo.
¿Las terapias de género afirmativas no están en discusión? La verdad es que sí. En Chile y en el extranjero. En nuestro país porque lo que ha provocado la discusión actual son los testimonios de padres valientes cuyo sentido común les alertaba de la irracionalidad de un tratamiento que considera absolutamente correcto lo que diga un niño y peligroso lo que crea su padre, aun cuando corra el riesgo de ser judicializado. En el extranjero, porque el Informe Cass es la evidencia más sólida, pero no la primera, según el cual no existe a la fecha ninguna evidencia favorable a los tratamientos transafirmativos en menores de edad (ni a la transición social, ni a los bloqueadores de pubertad, ni a las cirugías). Si no fuese así, la subsecretaria debería explicar los retrocesos y restricciones que países pioneros en aplicar este enfoque han ejecutado en los últimos años (Inglaterra desde el 2020, Finlandia en 2020, Noruega en 2023, Suecia en 2022) o las felicitaciones de la Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre la violencia contra las mujeres por el Informe Cass, señalando sus hallazgos y recomendaciones son fundamentales y “ha mostrado muy claramente las consecuencias devastadoras que las políticas sobre tratamientos de género han tenido sobre los derechos humanos de los niños”.
Además, eso de que haya temas sobre los cuales no se pueda discutir y que son políticas de Estado fijadas en piedra, está en las antípodas de la democracia con la que hacen gárgaras… La ministra Orellana debe estar indignadísima: “No vetamos ninguna discusión”… ¿o sólo las que no les conviene?
¿La evidencia muestra efectos positivos de la terapia de género afirmativa, incluida la terapia hormonal? Afortunadamente, el Informe Cass se encarga de hacer trizas esta afirmación. Dicha investigación revisó 50 estudios sobre los bloqueadores de pubertad y concluyó que 24 eran de calidad baja, 25 de calidad moderada y 1, sólo 1, era de alta calidad. También revisó 53 estudios sobre hormonas masculizantes / feminizantes, y la cosa no mejoró: 19 de calidad baja, 33 de calidad moderada y nuevamente sólo 1 de calidad alta.
Esperemos que los estudios citados en los documentos del Minsal y sus programas sociales tengan una mejor calidad. Sería impensable que un Gobierno progresista implemente políticas públicas de salud destinadas a los más pequeños y vulnerables sin un respaldo científico sólido y en línea con los países desarrollados y progresistas que les gusta citar. Los efectos positivos de estos “tratamientos” no lo reciben los niños, sino los bolsillos de activistas, farmacéuticas, académicos y, por supuesto, burócratas.
¿El Minsal convocó a expertos y organizaciones de la sociedad civil para revisar la evidencia científica y formular lineamientos técnicos para la terapia hormonal? Se esperaría que la seriedad, rigor e imparcialidad de nuestras sociedades científicas y organizaciones sin fines de lucro podría dar luz sobre estas materias y seguir el camino de los países desarrollados. Pero la realidad es otra. De las cinco sociedades médicas, tres ya sacaron una declaración apoyando el enfoque afirmativo y de las 10 integrantes nombradas dichas asociaciones, seis están explícitamente a favor de hormonar niños. Como si fuera poco, las organizaciones sociales invitadas son las mismas que han defendido y promovido el enfoque afirmativo hace años. Cierto comediante de traje blanco me quita las palabras de la boca.
Mejor ahorrémonos esta farsa de prohibir discusiones, de designar a dedo a los aliados que ya escribieron las conclusiones, de gastar recursos y tiempo en fingir neutralidad. Ya se acabó junio, y los menores de edad sometidos a estos tratamientos que conllevan riesgos médicos tales como infertilidad y esterilidad, problemas de salud ósea, problemas cardiovasculares, alteraciones cerebrales, cáncer, entre otros, necesitan recibir una atención de salud que los beneficie, no que los dañe.