Ante el aumento de voces y testimonios que reclaman por la hormonación estatal a menores de edad, el Minsal ha respondido de la peor manera posible: seguimos. Ese amén propio del progresismo identitario revela que no están dispuestos a reconocer la evidencia científica. El Gobierno, habiendo perdido las batallas por la seguridad y la economía, ha decidido dar la pelea por la transformación cultural de la sociedad chilena, defendiendo a “las niñeces trans”, hormonando niños y demandando a los padres que se opongan. Así, en complicidad con algunas sociedades médicas y fundaciones pro trans ha comenzado la defensa y contraataque.
El Minsal, mediante la Circular Nº7, del 14 de junio, señalo que el PAIG (Programa de Acompañamiento a la Identidad de Género) “no incluye tratamiento hormonal”. Pero lo cierto es que una de las prestaciones de dicho programa es el “acompañamiento en toma de decisiones difíciles”, como los “tratamientos de afirmación corporal”, según la Orientación Técnica para la implementación del PAIG: “si una persona solicita asesoramiento sobre tratamiento hormonal”, se le debe “entregar orientación y atención de acuerdo con la capacidad de resolución de la red de salud”. En la misma circular señala que “sugiere diferir el inicio de nuevos tratamientos con bloqueadores” y “terapia hormonal”… Es una sugerencia, no una orden… ¿y si un Hospital rechaza la sugerencia? ¿Se hará responsable la subsecretaria por no ser tajante en prohibir y detener los tratamientos hormonales?
Además, la respuesta es pésima porque, en el fondo, lo que importa es saber si la hormonación se realiza en la red pública de salud. De hecho, en la misma circular el Minsal señala que lleva un año y medio “analizando la evidencia internacional sobre terapia hormonal género afirmativa” para menores de edad “preparando los lineamientos técnicos correspondientes”. Además, en enero de este año, el Minsal realizó una capacitación virtual a través de tres videos del canal de YouTube de Salud Digital, en los que se explica la derivación de menores ingresados en el PAIG a la Terapia Hormonal Género Afirmativa… los que fueron borrados la semana pasada.
¿Quién elaborará esos lineamientos técnicos? Las mismas sociedades médicas que apoyan el enfoque afirmativo, como lo demuestra la declaración del 18 de junio, firmada por las sociedades chilenas de Pediatría, Ginecología Infantil y de la Adolescencia, y de Psiquiatría y Neurología de la Infancia y Adolescencia. Las conclusiones de los lineamientos ya están escritas en esa declaración: “La manera en que cada NNA trans realiza su transición es única y depende, entre otros factores, de su edad, desarrollo físico y estado emocional, por lo que las prestaciones de salud que se entreguen deben ser adecuadas a cada realidad en particular, garantizando siempre el bien superior del NNA.”. Ah, ¿pero quién determina cuál es ese bien superior? ¿los padres? No, salvo si lo meten al PAIG y lo hormonan, porque si se oponen pueden ser denunciados… y cada vez aparecen nuevos casos de padres “judicializados” que pierden la tuición. Entonces, ¿los doctores? Sólo si apoyan el enfoque afirmativo, pues quienes realizan psicoterapia o enfoques distintos, como la espera vigilante, sufren el riesgo de ser acusados de ocupar “terapias de conversión”. No es posible esperar objetividad de esos lineamientos y mucho menos si algunas de esas sociedades imparten cursos pagados sobre el enfoque transafirmativo.
El último integrante del triunvirato son las fundaciones que apoyan la hormonización de niños, quizás con muchos integrantes actuando de buena fe, pero que en algún momento la evidencia científica será un balde de agua fría. En Holanda, país pionero en los tratamientos transafirmativos, han comenzado a aparecer demandas por la negligencia y rapidez con las que se empezó a hormonar a los niños, por lo que no debería sorprendernos que en el próximo tiempo esto se comience a replicar, especialmente cuando existen dudas sobre el cumplimiento de los requisitos normativos para realizar este tipo de acompañamientos, y que en los tribunales de familia han hecho la vista gorda. Sus cartas han apuntado a la descalificación y el lobby que han hecho a las autoridades sanitarias para no detener la hormonación se refleja en la reunión que tuvieron con el Minsal y una orden de la circular Nº7 ya mencionada: “Adicionalmente, se instruye a los equipos tratantes reforzar el acompañamiento psicosocial en personas que se encuentren a la espera del inicio de tratamiento hormonal”… no vaya ser que algunos padres empiecen a despertar y oponerse a que su hijo siga un camino de dolorosos efectos irreversibles y luchar contra los “rescates” de los activistas.
La intención de asegurar que no existan desistimientos refleja el grado de desesperación por mantener, cueste lo que cueste, el encanto del hechizo trans. Y el Minsal sigue agitando la varita.