Les dejamos a continuación la columna de Rosario Corvalán y Daniela Constantino publicada el 08 de marzo en El Líbero a propósito del Día de la Mujer.
Con el pasar de los años, los movimientos feministas han adquirido mayor popularidad, sobre todo en Occidente. Sin embargo, de acuerdo con una encuesta publicada el 2019 por el diario BBC Mundo, menos de una de cada cinco mujeres jóvenes encuestadas en Reino Unido y en Estados Unidos se etiquetaría a sí misma como feminista. Esta cifra resulta sorprendente si consideramos que el feminismo y la defensa de presuntos derechos de las mujeres (tales como el aborto, identidad de género, derechos sexuales y reproductivos, entre otros) han adquirido mayor relevancia en el debate público. Entonces, ¿por qué tantas mujeres jóvenes dicen que no se identifican con el término feminista?
Diversos acontecimientos a nivel mundial han ayudado a atraer atención sobre el feminismo, sin embargo, contrario a lo que nos han hecho creer, esto no ha sido suficiente para que el termino “feminista” gane popularidad entre las mujeres jóvenes de occidente.
Una encuesta de YouGov-Cambridge encuestó a 25,00 personas en 23 países para evaluar las actitudes hacia el género, la igualdad de derechos y el movimiento #MeToo. Los participantes respondieron preguntas sobre si se consideraban feministas o no y si consideraban aceptable el acoso callejero.
La encuesta reveló que en varios países de Europa, más de la mitad de los hombres y mujeres encuestados no se consideran feministas. No obstante, las personas no parecen rechazar el feminismo como se concibe en la actualidad porque estén en contra de la igualdad de género o porque crean que ésta ya se alcanzó.
Al menos en nuestro país, el problema que tiene definirse a sí mismo o a otro como “feminista” es que nadie parece saber bien qué quiere decirse con eso. Por ello, es frecuente escuchar “soy feminista, pero…”, o “no soy feminista, pero…”.
Una de las ironías de estas frases, es que muchos “no soy feminista, pero…” vienen seguidos de ideas que para algunas feministas son parte de la esencia de su manifiesto. Y es lógico que ello suceda, pues con el paso de los años han proliferado las discusiones internas de quienes se declaran feministas y se ha ampliado el “giro” del feminismo: ya no solo se aboga por temas relacionados a las mujeres, sino que por los más variados asuntos, como ocurrió recientemente con una manifestación de la Coordinadora Feminista 8M, en que se señalaba que parte de sus demandas eran “derecho a rebelión”, “derechos de la naturaleza”, “liberar a lxs mapuches por luchar”, “disolución de Carabineros”, “NO+AFP”, “aborto libre y legal” o “fuera Piñera”.
Como es lógico, mientras más se agreguen demandas polémicas a este movimiento, menos adherentes “puritanas” lo conformarán. Quizás esa es la explicación de los bajos porcentajes que mencionábamos al comienzo. Una segunda alternativa será que el feminismo chileno termine por estar conformado casi en su totalidad por “feministas, pero….”.
Por lo anterior, decimos con Gabriela Mistral que “vacilo mucho en contestar con un afirmativo cuando se me hace por milésima vez la pregunta de orden ‘¿es usted feminista?’ Me parece más honrado contestar un no escueto; me falta tiempo para entregar una larga declaración de principios”.