Carta publicada por El Mercurio el viernes 5 de junio y firmada en conjunto con Pablo Valderrama, Director Ejecutivo de IdeaPaís, y José Francisco Lagos, Director Ejecutivo del Instituto Res Pública.
Señor Director:
En el contexto de la crisis sanitaria por el covid-19, ha surgido el “dilema de la última cama”, con distintas aristas acerca de las que es conveniente discutir. Un punto que nos parece de mayor relevancia tiene que ver con la voluntad del paciente, que puede elegir no ser atendido, como se vio en el ejemplo de don Abraham Santibáñez, cargado de intenciones no solo honestas, sino probablemente heroicas.
Sin embargo, la pregunta sobre la disponibilidad de la vida no es tan sencilla: ¿realmente consideramos que ella es un objeto del que se puede disponer a voluntad? En ese sentido, la libre disposición sobre la propia vida no se justifica, porque la vida de cada uno no es algo separable del yo libre. El cuerpo no es algo realmente distinto del yo, porque la persona es sustancialmente una. Disponer de la vida no es desprenderse de una cosa, sino de uno mismo, radical e irreversiblemente.
Por otro lado, esto podría acarrear una presión no menor para muchos pacientes, que en cierto modo se verían coaccionados a decidir por su muerte. La decisión debe guiarse por la prudencia médica, a la luz del principio de la sacralidad de la vida.
Ojalá así, cuando dejemos esta crisis atrás, no solo podamos enorgullecernos de haber salvado vidas, sino sobre todo de haberlas tratado humanamente.
Álvaro Ferrer
Director ejecutivo Comunidad y Justicia
José Francisco Lagos
Director ejecutivo Instituto Res Publica
Pablo Valderrama
Director ejecutivo IdeaPaís