Para comprender las ideologías de la propuesta de nueva Constitución: el postmarxismo y sus consecuencias políticas
Este ensayo revela dos errores que frecuentemente abundan en la opinión pública respecto al proceso constituyente: creer que la Convención no es otra cosa que un circo, negando, así, que exista una inspiración intelectual en el borrador del texto constitucional, aunque sea tácita. Por otro lado, están quienes afirman que nos encontramos frente a una estrategia del comunismo marxista.
Esta situación nos hace urgente la tarea de identificar los fines políticos que ciertos convencionales han trazado de un modo muy claro. La Convención no fue un circo, sino una máquina, calibrada para cumplir con un fin específico. En la propuesta de nueva Constitución encontramos un problema muchísimo mayor que su mera forma: estamos frente a un problema de fondo. Este trabajo busca visibilizar lo esencial del contenido de la propuesta de nueva constitución y descubrir las fuentes ideológicas en las que se nutre.
Por otro lado, claramente la inspiración no es el comunismo tradicional. Si nos fijamos con detención, constatamos que a lo largo de todo el proceso constituyente se repiten las mismas frases y conceptos, muchos de los cuales fueron incorporados al texto de la eventual nueva constitución. Pensar que estos elementos son simplemente “marxistas” es un error que simplifica el verdadero problema. Nos encontramos, más bien, frente a una nueva izquierda.
La perspectiva de esta nueva izquierda es bastante más amplia que la del marxismo clásico porque se comprende que la economía no es el único elemento importante. Es mucho más fuerte, entre otras cosas, el afán revolucionario de cambiar el orden de las cosas hasta ahora existente, mediante la articulación de múltiples sujetos políticos (no solamente el proletariado) para que se enfrenten a un enemigo común. Por eso, constatamos un espíritu fuertemente anticristiano; una primacía del ecologismo. Igualmente, uno de los puntos más llamativos es el modo en que la nueva izquierda concibe la sexualidad y el cuerpo humano, con todas sus consecuencias en el modo de comprender la familia, la mujer, el hombre, los niños o la educación: todo eso se lee en clave de conflicto. Por último, la concepción autonomista de los sujetos políticos lleva a leer bajo esos mismos códigos dialécticos la idea de unidad y de autoridad (aplicable a los individuos, a la familia, al Estado unitario o a los pueblos indígenas).
Identificar estas ideas nos permite afirmar que aquí no prima la ideología de Marx, sino que tenemos elementos mucho más complejos, los cuales el marxismo comunista ni siquiera vislumbró. En el ensayo, se plantea que en las ideologías de la propuesta de Nueva Constitución están mucho más presentes autores como Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, entre otros ideólogos pertenecientes a la tradición postmarxista. La visión de Laclau y Mouffe surge como una respuesta a la crisis del marxismo, y no como una copia de este, pues en occidente se hacía cada vez más evidente que la lucha de clases no era el motor de la historia. La nueva izquierda no tiene el foco puesto en la justicia social y el proletariado como sujeto político, sino en la radicalización de la democracia mediante una articulación de los sujetos políticos.